Los guantes quirúrgicos son típicamente estériles y usados rutinariamente por el personal de quirófano, el personal de cuidado anestésico e intensivo y otros miembros del personal clínico como una barrera para evitar el contacto con la sangre y los líquidos corporales, y asimismo para detener la contaminación de una lesión quirúrgica, un campo aséptico crítico (como el usado para la cateterismo vascular urinario o a largo plazo), una parte clave o un sitio clave.
El uso de guantes quirúrgicos no excusa a su usuario del requisito de realizar la preparación quirúrgica apropiada de las manos mediante ya sea un jabón antimicrobiano adecuado y agua o un desinfectante idóneo a base de alcohol, y del secado apropiado de las manos antes de colocarse los guantes quirúrgicos estériles.
Por otro lado, la perforación de los guantes quirúrgicos intraoperatorios es y siempre se clasifica como una falla de la técnica de esterilidad. Las fallas en la técnica de esterilidad proporcionan una oportunidad para la contaminación microbiana.
Se ha propuesto una clasificación de cuatro etapas para tales fallas basada en la velocidad con la cual la falla es reconocida y remediada:
- Tipo 1: La falla es reconocida inmediatamente
- Tipo 2: La falla es reconocida poco después de que ocurre
- Tipo 3: La falla es reconocida posteriormente
- Tipo 4: La falla no es reconocida para nada
Cada tipo de falla que involucre la integridad del guante es grave dado que los organismos potencialmente patogénicos pueden viajar a través de los agujeros en el/los guante(s). Esta transferencia patogénica incrementa inevitablemente la contaminación del sitio operatorio.
Las perforaciones en los guantes quirúrgicos son comunes, con informes que oscilan desde el 3.58% hasta el 78%. El riesgo de la integridad de un guante quirúrgico varía de acuerdo con factores como la naturaleza de la tarea en cuestión, el tipo de cirugía, la habilidad quirúrgica y aséptica del usuario y su mano dominante, el tipo y particularmente el filo de las superficies que entran en contacto con el/los guante(s) y la duración del tiempo continuo en que se usa el guante o el par de guantes y la tensión mecánica a la cual están sujetos.
Dado que la mayoría de los usuarios de guantes no percibe las perforaciones de su(s) guante(s), algunos expertos han recomendado el uso rutinario del doble enguantado y asimismo la adopción de un sistema indicador de perforaciones o intrusiones en los guantes. Tal sistema tiene el potencial de facilitar el reconocimiento y el reemplazo oportunos de los guantes defectuosos, lo cual elimina el riesgo de la transferencia de patógeno mediante la perforación de los guantes.