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Ansell Ltd.

¿A qué riesgos están expuestos los trabajadores en la industria metalmecánica?

Los trabajadores de la industria metalmecánica están expuestos a diferentes riesgos laborales, por lo que las tareas que realizan en cada proceso deben ser seguras. Ello se consigue con precaución y con el EPP adecuado.

Riesgos laborales en los principales procesos industriales

Los riesgos laborales en la industria metalmecánica se originan de diversas formas, aunque el manejo de los metales, maquinaria y herramientas son las principales. Estos elementos pueden provocar cortes, perforaciones, abrasiones o aplastamientos si no se utilizan con la debida precaución. Asimismo, es imprescindible emplear el EPP industrial idóneo en cada tarea específica.

Laminado

En esta operación, se transforman lingotes de metal en barras o láminas. El aspecto exterior del material se modifica, así como su estructura interna. Para lograrlo, se somete a la acción del calor o del frío, según se necesite. Ante estas condiciones, los trabajadores se exponen a varios riesgos que deben tenerse en cuenta:

  • Atrapamiento de la mano entre los rodillos de las máquinas laminadoras.
  • Cortes y laceraciones durante la manipulación del metal y su transformación.
  • Exposición a altas temperaturas generadas por la radiación de calor.
  • Ruido ocasionado por el funcionamiento de herramientas y maquinarias.
  • Las operaciones de laminado también provocan gases y vapores perjudiciales para la salud.

A la hora de protegerse de todos estos peligros, es esencial disponer de un equipo de protección personal lo más completo posible. Es indispensable usar guantes, mangas para el brazo, cascos, lentes y calzado de seguridad. De este modo, el empleado minimizará los daños.

Forjado

Durante la forja, se da forma al metal por medio de la aplicación de calor y sometiéndolo a grandes presiones. Para ello, se utilizan máquinas como prensas o martillos neumáticos con el fin de conformar la pieza. Además, el proceso puede dividirse en tres etapas fundamentales: calentamiento, deformación y enfriamiento. En cada una de ellas, es posible encontrar distintos riesgos para la salud de los trabajadores.

Partes del metal pueden proyectarse hacia los operadores, tanto en el trabajo manual como en el mecánico. A su vez, este tipo de labores los exponen a golpes y sobreesfuerzos, en especial cuando tienen que manipular el material. Este llega a alcanzar temperaturas muy altas que incrementan considerablemente el riesgo de quemaduras. Por ejemplo, al introducirlo en hornos de forja.

Por último, el ambiente laboral se vuelve tóxico debido al polvo de origen metálico, las nieblas de aceite o gases. Todos estos componentes pueden inhalarse y provocar daños graves en los pulmones. Por su parte, la piel no debe permanecer expuesta en algunas ocasiones, ya que los químicos causarían irritaciones o alergias.

Ante estos y otros peligros, es recomendable cubrir cada parte del cuerpo. En consecuencia, no han de faltar gafas de protección, máscaras, guantes o trajes ignífugos. Durante la forja, se da forma al metal por medio de la aplicación de calor y sometiéndolo a grandes presiones. Para ello, se utilizan máquinas como prensas o martillos neumáticos con el fin de conformar la pieza. Además, el proceso puede dividirse en tres etapas fundamentales: calentamiento, deformación y enfriamiento. En cada una de ellas, es posible encontrar distintos riesgos para la salud de los trabajadores.

Partes del metal pueden proyectarse hacia los operadores, tanto en el trabajo manual como en el mecánico. A su vez, este tipo de labores los exponen a golpes y sobreesfuerzos, en especial cuando tienen que manipular el material. Este llega a alcanzar temperaturas muy altas que incrementan considerablemente el riesgo de quemaduras. Por ejemplo, al introducirlo en hornos de forja.

Por último, el ambiente laboral se vuelve tóxico debido al polvo de origen metálico, las nieblas de aceite o gases. Todos estos componentes pueden inhalarse y provocar daños graves en los pulmones. Por su parte, la piel no debe permanecer expuesta en algunas ocasiones, ya que los químicos causarían irritaciones o alergias.

Ante estos y otros peligros, es recomendable cubrir cada parte del cuerpo. En consecuencia, no han de faltar gafas de protección, máscaras, guantes o trajes ignífugos.

Mecanizado

El mecanizado es un proceso que se lleva a cabo con diferentes máquinas o herramientas. Con el fin de reducir la pieza metálica y darle forma, se emplean cepilladoras, tornos, taladros o fresadoras. Como ocurre en el resto de los casos, estos subprocesos encierran diversos riesgos laborales:

  • Atrapamientos. El operario tiene que intervenir de modo manual para realizar diversas acciones, como activar la máquina. En estas labores, una prenda de ropa o un miembro pueden quedar atrapados y ocasionar daños al trabajador.
  • Golpes. Con frecuencia se proyectan virutas metálicas o las propias herramientas pueden caerse.
  • Quemaduras. Las virutas de metal se encuentran a altas temperaturas en muchos procedimientos. El calor es esencial para facilitar el conformado de las piezas, por lo que hay que prevenir este riesgo.
  • Irritaciones de la piel. Los fluidos de mecanizado, como aceites o taladrinas, así como el polvo procedente del metal, son el origen de estos daños cutáneos.
  • Descargas eléctricas. Tienen su origen en el contacto de las piezas metálicas con partes activas de las máquinas. La naturaleza de la corriente suele ser de baja tensión.

El mal uso de la maquinaria es un peligro en sí mismo. Por ejemplo, durante los trabajos de abrasión, con una esmeriladora o una afiladora, las virutas pueden salir disparadas. El riesgo crece si la velocidad de empleo es excesiva, si se ha elegido el abrasivo incorrecto o si se hace demasiada fuerza. En estos casos, no llevar el equipo de protección personal apropiado es un error.

Durante el deformado de las piezas, intervienen herramientas como las cizallas. El riesgo más frecuente que conllevan estos elementos son los cortes, laceraciones y atrapamientos. Tanto el material metálico como la máquina tienen partes afiladas que deben manipularse con la debida protección.

En definitiva, los procesos de la industria metalmecánica encierran bastantes peligros. Por ello, es crucial dotar a los empleados de los equipos de protección pertinentes con altos estándares de calidad. En Ansell conocemos a fondo los riesgos de cada fase de la producción y fabricamos equipos de una calidad superior.